Vuelta de la Isla de Tabarca con sorpresa de viento

Travesía a la Isla de Tabarca con sorpresa.-

  Hace unos veranos, un matrimonio amigo y sus hijos alquilaron un First 36.7 en Santa Pola para pasar un día en la Isla de Tabarca y me llamaron para que los acompañara, ya que no dominaban mucho la navegación a vela.

   Era un buen día, soleado, con viento medio y fuimos navegando a vela hacia Tabarca, está a tan solo 4 millas de distancia. En menos de una hora nos plantamos allí, fondeamos en la playa de la Isla junto a muchos más barcos. Nos dimos un buen baño y a la hora de comer vino la neumática semirrígida de Toni para llevarnos a comer al Restaurante Gloria. Un restaurante que recomiendo.

  Otro bañito, sol, siesta  y a media tarde recogimos el ancla para volver a Santa Pola. Levantamos la mayor y desenrollamos el génova para volver navegando.

  Al poco  de empezar a navegar, vimos que en Santa Pola había un chubasco y cambié el rumbo para dar una pequeña vuelta, en lugar de ir rumbo directo a ella, alejándonos un poco hacia Guardamar. Pero al cabo de un tiempo, vimos que el chubasco, de poniente, venía hacia nosotros. Empezamos a ver los borreguitos de las olas a lo lejos. Teníamos que volver a puerto para devolver el barco, así que puse rumbo hacia allí. Era obvio que, en breve, nos encontraríamos con ese viento que se veía. El mar se veía bastante blanco a lo lejos.

  Para evitar sorpresas y roturas, bajamos las velas y pusimos motor hacia puerto. Era ya inevitable que nos encontráramos con ese viento y esas olas con su cresta blanca. Si llegamos a tardar en bajar las velas unos minutos, el susto de la gente que iba en el barco hubiera sido bueno. Y no quiero pensar como reducir trapo yo solo con ese viento encima.

  Fue una locura de viento. Generalmente va subiendo paulatinamente o te lo encuentras ya así, y te preparas para navegar con esas condiciones. Llegó de golpe y escoró o inclinó el barco sin velas. Sólo pegándole en el casco y en el mástil nos escoraba el barco. El agua saltaba por encima del barco a gran velocidad. El anemómetro paso de unos 10 nuditos que teníamos a 35-40 nudos en unos minutos. Fue impresionante ese cambio de tiempo tan brusco, se nos quedó a todos grabado notar como escoraba el barco sin velas, sólo por la acción del viento.

  Seguimos a motor hacia puerto, mojándonos un poco, pero como era verano no molestaba mucho. A la media hora vimos como el chubasco se iba dirigiendo hacia Tabarca dejando un mar revuelto. Pero, poco a poco, se fue quedando el día que nos encontramos cuando salimos por la mañana.

  Amarramos en puerto sin problemas y seguíamos hablando de esos 35 nudos que tuvimos durante media hora y de lo impresionante que fueron los cambios producidos en tan poco intervalo de tiempo.
Hicimos muy bien en no ir directamente hacia Santa Pola, que era donde estaba el chubasco. Y, sobre todo, bajar las velas antes de que nos cogiera ese viento.

  Lo cuento como ejemplo de como puede cambiar el tiempo en el mediterráneo, y en otros sitios también, en un corto período de tiempo y de espacio. Gracias a la experiencia reaccionamos correctamente y nos adelantamos al problema.

  En regata, hubiéramos reducido velas y a navegar contra ese viento, pero en una travesía de verano como esta, de placer y en la que venian niños, lo mejor era bajar velas y poner motor para no romper nada y que nadie se asustara. 

Conclusiones.-

- Mira siempre el horizonte.Te puede avisar de un cambio brusco de tiempo.
- Navega siempre de forma lógica. Con viento, cuando vas de crucero, es preferible ser un poco conservador.
- Adelántate a los cambio de viento. Pon las velas justas o bájalas si fuera necesario antes de que llegue.
 - Piensa siempre en cuidar el material. La rotura sólo traerá disgustos, gasto de dinero en la reparación y algún posible daño corporal en alguna maniobra.
  - Si el barco no es tuyo y no conoces sus reacciones debes de cuidarlo más.
  - Mira siempre la predicción meteorológica pero fíjate también en la superficie del mar, nubes, veleros navegando a lo lejos, ...